Grutas de García

Las increíbles y únicas grutas que se encuentran ubicadas en Nuevo León, México, se les conocen como las “Grutas de García”, y actualmente son consideradas uno de los más grandes y aclamados complejos turísticos de la localidad, en ellas se ofrecen diferentes recorridos alrededor de las grutas, en los que se logra exponer a todos los turistas el grandioso paisaje rocoso, caracterizado por sus infinitas cantidades de cavernas.

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Para acceder a las grutas se debe tomar el teleférico con rumbo a las grutas de García, el cual se encarga de elevar a sus pasajeros a unos 80 metros de altura, dejándolos justo al lado de la entrada principal. Al pasar, se encuentra un espectacular lugar rodeado de antiguas formaciones rocosas, entre las cuales se pueden distinguir uno que otro resto de fósil marino como conchas, corales y demás; que actualmente se encuentran ahí debido a que hace muchos años atrás, las tabernas se encontraban por debajo del agua, y era el hábitat de miles de especies acuáticas.
Una galería de exactamente 16 escenarios es el lugar en el que los guías turísticos se ofrecen a explicar cada una de las formaciones naturales de dicho lugar, éstas se encuentran iluminadas, y de igual forma también se disponen de altos balcones, para así lograr obtener una vista panorámica desde 24 metros de altura.

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Las grutas se distribuyen como salones, y en cada uno de ellos se pueden apreciar las diferentes formaciones rocosas que en algunos casos suelen tener formas totalmente explícitas de hermosos objetos, sin embargo, lo más curioso es que todas se encuentran formadas o hechas de una manera sumamente natural sin ser alteradas en ningún momento por el hombre, exactamente compuestas por los tipos de rocas estalactitas y estalagmitas.
Además de lo ya mencionado, también existen salones particulares, los cuales suelen ser aclamados por la gran mayoría de los turistas, debido a las increíbles y originales formaciones que poseen, entre ellos se encuentran: el salón de la luz, llamado así por poseer un orificio justo en el techo, el cual le da al oscuro lugar un brillante y soleado aspecto; la octava maravilla, que no es más que una gran columna naturalmente formada por dos tipos de rocas que se pueden diferenciar a simple vista; y el mirador de la mano, que como su nombre lo describe, es un mirador dirigido a una formación rocosa similar a la de una mano.

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