Plaza de Zocodover

La Plaza de Zocodover es una plaza de forma trapezoidal modificada en forma moderna que ha desvanecido casi del todo el tipismo que recordaba su carácter medieval.
En ella tenían los árabes un mercado -zoco-donde vendían los mejores productos de Oriente: sedas de Damasco, tapices de la India, alfombras de Alejandría,  especias de Malaca y Ceilán.
Hubo un tiempo en que todos los martes en la Plaza de Zocodover se celebraba el tradicional mercado, abundando las vendedoras bargueñas, las cuales sentadas graciosamente sobre sus piernas en cruz con su típica indumentaria evocan una visión lejana del zoco musulmán.

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Es fama que en esta plaza comenzó a balbucearse la lengua castellana.
También se dice que bajo un arco que se abre en la parte oriental, la más típica de la Plaza, el rey Fernando III el Santo, debe su trono, escuchaba las quejas de sus súbditos aplicando serena y severa justicia. Bajo el mismo arco, el rey Fernando el Católico proclamó Reyes de Castilla a su hija doña Juana la loca y a Felipe el Hermoso.

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En esta plaza se ajusticiaba a los condenados a muerte. Los consolaban, en los últimos momentos, los Hermanos de la Cofradía de a Sangre. Por eso es el Cristo de la Sangre quien en un pequeño altar que hay encima del arco, recibe toda la noche la luz de un farolillo que pone tintes pálidos a su rostro de dolor.
Por eso se llama de la Sangre el ángulo que recorta en herradura el fondo de peñascos a cuyo pie canta en Tajo su eterna y brava canción.
Y también se llama de la Sangre, la Posada que la guerra se llevó.

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