Los bosques petrificados de la Patagonia

En la Patagonia, existen árboles fosilizados en gran número que son testimonio fiel del pasado remoto de nuestro planeta.
Cómo transcurre ese misterioso proceso que transforma en piedra, un esqueleto de animal, un árbol ú otra planta? Tal pregunta se la formula intuitivamente toda persona que alguna vez haya tenido en sus manos un fósil.
La fosilización solo se da en determinadas circunstancias, similares a las que conducen a la formación de las maravillosas estalactitas y estalagmitas. Al morir un animal o caer un árbol, éste debe cubrirse en poco tiempo por tierra, area o lodo. Tiempo después esta capa protectora, que esencialmente tiene que se permeable, es atravesada por el agua de un río o una vertiente. Si el líquido contiene cales o sílices disueltas, estas sustancias van reemplazando las moléculas orgánicas por ósmosis hasta que la cal reproduce fiel e íntegramente el detalle celular y la forma conjunta del objeto orgánico. Todo esto puede durar siglos, o muchos miles de años; es tan rápido o lento como la formación de una estalactita cuya rapidez de crecimiento depende del volumen de agua disponible y de la proporción de minelrales que se encuentran en solución en dicho líquido.
La Argentina cuenta, aparte de extensos yacimientos de animales fosilizados, algunos de ellos muy valiosos, como el caso de Ichigualasto, con conjuntos de bosques petrificados de singular belleza. La mayoría de estos han sido declarados Monumentos Naturales.
El ya más notable por el tamaño y el númeto de los troncos, la Reserva Nacional de Bosques Petrificados Jaramillo, se encuentro a 222 km. de Puerto Deseado en Santa Cruz. El camino de acceso es duro, pero constituye cierta barrera contra la depredación masiva. Desde Fitz Roy sobre la RN 3, donde el viajero se puede reabastecer de nafta, se recorren primero 23 km en direccción sur por la ruta y luego ootros 75 km por huella. Desde lejos el cerro doble Madre e Hija señalan el rumbo. Allí se encuentran los árboles más largos (hasta 35 m.) y de mayor diámetro (2.50 m.) y a la vez los mejores conservados.
El área total donde se hallan diseminados los petrefactos abarca unos 4000 km2. Es difícil determinar la edad de los maderos pero se estima en 70 millones de años.
La Reserva Geológica Provincial José Ormaechea no es tal vez tan espectacular, pero más accesible que Jaramillo. Descubierto en 1927 cuenta con guardabosque desde 1975 y se encuentra 30 km al sur de Colonia Sarmiento sobre un camino de acceso muy bueno. El panorama natural se parece bastante al Valle de la Luna de La Rioja por las características del suelo y la acción de la erosión eólica y pluvial. Al igual que en el resto de la Patagonia, julio y agosto son los meses de lluevia y nieve que cubre la región con un manto blanco de a veces 20 a 25 cm. En cambio noviembre es el período de vientos más intensos. Se han encontrado muchos huesos fosilizados de animales extinguidos, pero el valor real de la reserva son sus aproximadamente 4000 plantas de árboles petrificadas, correspondientes a una especie muy similar a la araucaria de nuestros días.

Bosque ptrificado de Jaramillo.
Bosque petrificado de Jaramillo.

No muy lejos de allí, pero de acceso más difícil, está el bosque petrificado Víctor Slapelis. Dista 61 km. de Sarmiento por ruta y ocho por huella hasta llegar al cañadón de los petrefactos, a donde hay que descender a pie. La edad de las plantas es similar a la de la reserva Ormaechea: unos 60 millones de años.
Otros dos sitios interesantes de árboles petrificados se dan en la Precordillera central. Un conjunto de troncos fosilizados se halla a 23 km. de Villavienciaio, aquella antigua mina de plata y actual centro termal cuyas inmediaciones se halla asimismo aquella modeta casucha en la que pernoctó Charles Darwin en su viaje a Chile en 1832.
Y otro grupo de árboles se encuentra en Ichigualasto. Consta de dos clases de plantas: en lo alto de las Barrancas Coloradas, araucarias petrificadas; y a su pie, sus antecesoras, llamadas protojuniperoxión, al igual que aquellas también de la familia de las coníferas, pero varios millones de años más antiguas.

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